martes, 25 de agosto de 2015

Los mayores en Berlín: el piso compartido para personas en situación de dependencia.

Buenos días a todos!

Cada vez más berlineses alcanzan edades avanzadas y por ello crece también la proporción de los que padecen alguna demencia o están en situación de dependencia. En los últimos años un nuevo recurso ha tomado cada vez más popularidad: los pisos compartidos para personas dependientes o “Pflege-WG”. Pflege es atención o cuidados, o también enfermería, y WG viene de Wohngemeinschaft o vivienda en comunidad. En resumen, un piso compartido como los de estudiantes pero con atención sanitaria y de cuidados personales, con enfermeros y auxiliares.

Ante la duda de si llevar al papá o mamá mayor a una residencia o no porque ya no puede vivir solo/a en casa y las visitas diarias de la atención domiciliaria, se propone cada vez más este equipamiento. Sobre todo en casos en que el mayor se niega a ir a una residencia, o bien la familia desea una atención más individualizada. Por ello hay WGs en las que vive un grupo de pacientes con demencia, no muy avanzada, pero que en un entorno pequeño y protegido, así como con permanente atención pueden funcionar con una autonomía personal básica.

Una WG prototípica puede constar de unos 6 pacientes más el personal que trabaja a tres turnos, ya que por ley “de autodeterminación y participación en pisos compartidos con atención permanente” el intervalo es entre 3 y 12. No está masificado y la atención es personalizada, porque en Alemania según los modelos teóricos de atención y enfermería (Pflegemodell), más todas las ventajas estructurales como son la falta de barreras arquitectónicas, que las habitaciones se pueden personalizar y que el aspecto de la vivienda que ve el residente es de una casa normal, no de un centro sanitario tipo hospital, que eso sí que no les gusta. Por ello es un nuevo concepto cada vez más popular, sin embargo los costes se calculan diferente a las residencias de mayores. Se hacen dos contratos: el de alquiler y el de atención y cuidados, que deben estar estrictamente separados, para cumplir con la idea principal que dio lugar a este concepto, que es el de buscar nueva casa y atención sanitaria al mismo tiempo.

En la práctica cotidiana son o bien las inmobiliarias o los servicios de atención sanitaria y de enfermería (Pflegedienst) los que iniciaron esta idea, pero para encontrar casas de 200 metros cuadrados sin barreras arquitectónicas hay que recorrerse la ciudad entera y en su caso adaptarlas. Deben tener pasillos anchos y diáfanos, dos baños adaptados, para hombres y mujeres, una sala común a modo de salón, una cocina abierta libre de riesgos y pequeñas habitaciones individuales con camas articuladas y un armario. El resto de los muebles los traen los propios pacientes/residentes: se les da confianza y mantienen también la individualidad y autonomía que cada caso requiera. En las Pflege-WG no recibe cada paciente su comida individual pero se favorece que ellos puedan organizar un menú, y que cada uno según disponibilidad y competencias también pueda ayudar en la cocina o en otras tareas domésticas. Así tienen una vida activa dentro de su nueva casa.

Esto requiere esfuerzo y tiempo

Los familiares deben colaborar en la organización y en algunas WG deciden qué candidatos se aceptan, así como normas básicas de convivencia: si se permite o no fumar, o si la familia tiene copia de la llave. Así, si los familiares descubren que pueden tener un servicio casi personalizado de atención para sus padres, o los inversores ven que no tiene tantos costes como un centro residencial (stationäre Pflegeeinrichtung), y que hay WG con personal que habla turco, rumano o español, desde 2010 ha crecido notablemente la demanda y oferta de estas equipaciones, concretamente 180 WG nuevas.

Hoy en día hay en Berlín 560 WG con más de 4000 plazas, la mitad de ellas para pacientes con demencia, que pueden ser sólo de hombres, sólo de mujeres o mixtas. La atención más individualizada consigue que la ratio personal-paciente sea menor que en un centro residencial y que, a modo de ejemplo, a las 7 no se les saque de la cama a todos como si estuvieran en la "mili". Se crea también una estructura doméstica cotidiana, sin horarios de visita tan rígidos como en otros centros, ya que los residentes de la WG son los inquilinos y pueden recibir visitas cuando quieran, como si fuera su propia casa, o la familia puede colaborar en la organización de actividades para su residente o para el grupo. Para ello se requiere personal cualificado, ya que en estos centros la cuota de enfermeros y de personal de actividades (Betreuungskraft), tipo animador sociocultural, no es muy alta. Las desventajas son, por tanto, que puede haber pequeñas faltas en la atención, como reacción a situaciones de emergencia de forma adecuada, ya que no siempre se cumplen los estándares de personal en estos equipamientos debido a la falta general de personal cualificado en el entorno sociosanitario (se llama Pflegefachkräftemangel): la legislación dice que tiene que haber una persona de presencia pero no habla de la cualificación.

Otra desventaja son los costes de tiempo y dinero. Los residentes deben organizar en la medida de lo posible las tareas domésticas y la ocupación del tiempo libre, así como ocuparse de cuestiones como llamar al servicio de reparación si la lavadora no funciona, o quién se ocupa de qué. También el precio es mayor que el de la estancia en un centro residencial: una residencia tiene una cuota mensual de 3000-3500 euros y una WG de unos 3700 dependiendo de la superficie y la localización de la WG. Como sucede con las residencias se les paga la atención pero los residentes cubren los costes de vivienda, alquiler, agua, gas, luz.

Hay WGs para mayores homosexuales

Es la primera generación de mayores homosexuales que viven abiertamente su orientación sexual. Muchos mayores homosexuales tienen su pareja estable desde hace tiempo, de cuando la homosexualidad estaba muy mal vista o incluso prohibida. Afortunadamente hoy no tanto, pero a muchos de ellos les toca afrontar atisbos de homofobia en los centros residenciales: la mentalidad es diferente a la de la gente joven y hay mucha desinformación y muy pocas ganas de querer informarse. Por ello hay una WG para mayores homo en Berlin, y unas pocas más por todo el país.

Muchos mayores homosexuales se retiran de la vida social del centro cuando ingresan en una residencia, se quedan en la habitación todo el día, no salen, se sienten no deseados o no saben cómo otros residentes van a reaccionar cuando hablen abiertamente de su orientación sexual. La misma historia de siempre: no tienen contacto, se sienten solos, se deprimen, no les quedan motivos para vivir y mueren. En la WG “Variedad del lugar de vida” (Lebensort Vielfalt) cada uno tiene la libertad de comportarse como es y se les llama por el nombre de pila y se les tutea, no muy habitual entre mayores o en el trabajo, ya que en Alemania se llama a la gente Herr (Señor) o Frau (Señora) con el apellido y de usted. Por eso en estas WG se promueve la identidad personal, el vivir la homosexualidad con dignidad, a pesar de que se sea dependiente.

La conclusión

No sé si estos pisos compartidos funcionarían en España en una gran ciudad, sobre todo porque la cultura y mentalidad es diferente: no somos muy dados a compartir piso, preferimos vivir solos en casa con una persona interna hasta que ya necesitemos un centro residencial, y ahí también si el centro lo permite, se puede hacer vida bastante autónoma en entorno protegido. Lo único que importa es que la dignidad del residente/paciente se respete y se le favorezca.



1 comentario:

Unknown dijo...

Es algo parecido a lo que se practicaba en Inglaterra, pero creo que no se trataba aun de personas con algún tipo de dependencia.