Qué frase!! Parece un acertijo, pero no lo es: es la realidad de un nuevo Pozo de Sabiduría que ha ingresado, y la de su esposo, de refilón.
El día que llegó Gema, venía con un historial amplio, con bastantes problemas crónicos, deterioro cognitivo severo, y varios ingresos hospitalarios. Pasaron dos días, y observamos que todas las noches cuando se le acostaba no hacía otra cosa que llamar a gritos a Fernando. ¿Quién sería Fernando? ¿Por qué le llamaba tanto?
Mientras no dejaba conciliar el sueño a la compañera por culpa de "Fernando, ven aquí", todos nos planteábamos si Fernando existía o no. Efectivamente, Fernando es su sufrido esposo que ha sido el cuidador principal de Gema durante años: no sólo aguantar ese volumen de decibelios, ni atender sus necesidades, sino también hacerle a Gema sus cambios posturales. Ojo, que Gema mide ahora 1'75 metros de altura, y es de constitución fuerte... Y en casa, tenían grúa, porque no había forma de transferirle. Menos mal, que se informaron bien.
Eso sí, Fernando puede hacer ahora una vida más tranquila, salvo cuando va al Centro y Gema le habla y le "vuelve loco" con tanto cambio de ideas. Mientras Gema habla en muy alto volumen, lo pide todo a gritos, se le recrimina su comportamiento, cambia momentáneamente, y vuelve a lo mismo... La conclusión es que Gema pasa todo el día gritando, menos cuando duerme y come; muchos creemos que tiene un callo en las cuerdas vocales y que no se le afectan, ni se pone con disfonía... nada de nada.
Así que, así son nuestros días con Gema: mientras al personal del Centro nos rompe los tímpanos, a Fernando le pitan los oídos porque ella no hace más que llamarle.
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