sábado, 13 de diciembre de 2008

Dedicado a mis compañeros (1): "Tú no eres el médico"

Ser un gran profesional de la medicina y a la vez no llegar a la treintena es muy positivo, porque indica que se tiene un gran camino por delante. Sin embargo, entre mayores y con sus esquemas prefijados suele ser más bien una desventaja.

Uno de los médicos de guardia de la Resi es muy joven, pero no por ello inexperto, sino todo lo contrario. Además, es de un trato personal muy cálido y cercano, pero a la vez respetuoso. Aunque tampoco quita para que entre compañeros sea una persona bromista, simpática y siempre dispuesta a animar a todos.

Pero cuando llegan los mayores... se imaginan al médico como "señor con barbas" o "que ya peina canas". Concretamente una de las residentes, Leticia, con deterioro cognitivo que no funcional, delirios, amnesia retrógrada (dice que tiene unos cuarenta años cuando son más de 90), tiene más de un encontronazo con este compañero.

Leticia se pasa el día sentada frente a la enfermería, y cuando tiene algún problema no tiene reparos en entrar. Siempre entra preguntando por el médico, y cuando ve un "señor con barba y bata blanca" queda satisfecha, pero si es joven... le dice "tú no eres el médico, tú eres el ayudante". Si se le replica que no, que es el médico, ella sigue en sus trece "que no, que tú eres muy joven para haber acabado ya la carrera". Y sigue que no quiere que le atienda, que es muy joven, que le está engañando y entre esas se marcha de la enfermería corriendo, frustrada por no haber atendido su demanda. Lo peor es que Leticia sale muy enojada diciendo que no hay médico, que está la enfermería vacía; pero es más duro que los demás residentes se lo creen y empiezan a envenenarse ellos solos pensando que no les atienden.

Ayyy!! Habrá que seguir convenciéndoles que no es lo que parece!! Y que la juventud no está reñido con la profesionalidad.

Un abrazo para mi compañero, el más joven de los médicos de la Resi, que sí que es el médico, que le creemos firmemente porque así nos lo ha demostrado con su buen hacer.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Me atacó el geronto-virus

Sí sí, gracias a mis "Pozos" y a sus virus, me contagié el martes y pasé la noche con 38.5º de fiebre, vomitando y con diarrea. Fui al día siguiente al médico y me dioj que era un virus y que tres días en casa. Total, que se me ha juntado con el puente toda la convalencencia, y estoy todavía agotada.

Menos mal que mi mamá me mima a pesar de mi treintena ya sobrepasada y estuvo a mi lado el miércoles, cuando no podía yo ni levantarme de la cama. Menos mal que tengo un médico muy comprensivo al igual que mi jefa, que es de su mismo gremio, que no se lo ha tomado a mal el que me haya puesto mala con el geronto-virus. Es que, es algo más que normal en estos centros: había un brote de diarreas y supongo que seguirá igual, porque se suele extender al personal y a otros residentes.

Así que, yo sólo pienso en varias cosas:

1) Que si no me vacunase contra la gripe, me enfermaría 7 veces en lugar de una o dos.
2) Con tanta eliminación (catársis corporal, casi como un exorcismo) he perdido casi 3 kg y se me va a quedar un tipín ideal para lucir modelitos en Navidad.
3) Que los animales domésticos, aunque no nos atiendan, sí que saben cuándo estamos enfermos: mi gato la noche del martes no se movió de mi cama, estuvo toda la noche ahí como un centinela y mirándome cada vez que me despertaba. Yo creo que ya le falta hablar para que sea una persona.
4) Me he visto unas cuantas películas...

5) Enfrentaré la semana el martes con energías, si es que no me vuelve a atacar el geronto-virus.

Besos y feliz puente!"!!

lunes, 1 de diciembre de 2008

Un taller de Autoestima


Se me ocurrió un día ocupar unas horas que debía al centro, ya que tuve que faltar porque me salió una clase en un Máster, del cual aprecio considerablemente al Director y a los demás coordinadores, me gusta su filosofía y además, la secretaria es amiga personal (y luego pagan muy bien y todo!!). ¿Cómo ocupar esas horas? Con un taller de autoestima para los residentes con mayor nivel cognitivo.

Se me ocurrió que se podía explicar qué era la autoestima, poner un cuento o una historia de ejemplo, o escribir algo relacionado con ello. Incluso un test de autoestima, ¿por qué no?. Había que darle forma a todo ello y entonces lo planifiqué.

El primer paso fue explicar qué era la autoestima, y con lo que decíamos ver si nosotros teníamos autoestima alta o baja, si nos poníamos las metas muy elevadas y por eso nos frustraba no conseguirlas, pensar que es por la meta, no por nosotros, si nos queremos, si no nos queremos... Más de una residente se identificó en esas categorías, y la verdad me sorprendió cómo coincidían las descripciones propias con lo que yo conocía de cada una de ellas.

Después, para ilustrarlo, se me ocurrió leerles un cuento tradicional de Tailandia, el de “la pequeña luciérnaga”, que es este:

(encontrado en http://www.casaasia.es/)

¿Por que la pequeña luciérnaga no quería salir a volar por las noches y mostrar su maravillosa luz? La luna tiene parte de culpa, pero gracias a esta historia, nuestra pequeña amiga aprenderá que cada uno tiene que brillar con su propia luz.

Había una vez una comunidad de luciérnagas que habitaba el interior de un gigantesco lampati, uno de los árboles más majestuosos y antiguos de Tailandia. Cada noche, cuando todo se volvía oscuro y apenas se escuchaba el leve murmurar de un cercano río, todas las luciérnagas salían del árbol para mostrar al mundo sus maravillosos destellos. Jugaban a hacer figuras con sus luces, bailando al son de una música inventada para crear un sinfín de centelleos luminosos más resplandeciente que cualquier espectáculo de fuegos artificiales.

Pero entre todas las luciérnagas del lampati había una muy pequeñita a la que no le gustaba salir a volar.

- No, hoy tampoco quiero salir a volar -decía todos los días la pequeña luciérnaga-. Id vosotros que yo estoy muy bien aquí en casita.

Tanto sus padres como sus abuelos, hermanos y amigos esperaban con ilusión la llegada del anochecer para salir de casa y brillar en la oscuridad. Se divertían tanto que no comprendían por qué la pequeña luciérnaga no les quería acompañar. Le insistían una y otra vez, pero no había manera de convencerla. La pequeña luciérnaga siempre se negaba.

-¡Que no quiero salir afuera! -repetía una y otra vez-. ¡Mira que sois pesados!

Toda la colonia de luciérnagas estaba muy preocupada por su pequeña compañera.

-Tenemos que hacer algo -se quejaba su madre-. No puede ser que siempre se quede sola en casa sin salir con nosotros.

-No te preocupes, mujer -la consolaba el padre-. Ya verás como cualquier día de estos sale a volar con nosotros.

Pero los días pasaban y pasaban y la pequeña luciérnaga seguía encerrada en su cuarto.

Una noche, cuando todas las luciérnagas habían salido a volar, la abuela de la pequeña se le acercó y le preguntó con mucha delicadeza:

-¿Qué es lo que ocurre, mi pequeña? ¿Por qué no quieres venir nunca con nosotros a brillar en la oscuridad?

-Es que no me gusta volar-, respondió la pequeña luciérnaga.

-Pero, ¿por qué no te gusta volar ni mostrar tu maravillosa luz? -insistió la abuela luciérnaga.

-Pues... -explicó al fin la pequeña luciérnaga-. Es que para qué voy a salir si nunca podré brillar tanto como la luna. La luna es grande, y muy brillante, y yo a su lado no soy nada. Soy tan diminuta que en comparación parezco una simple chispita. Por eso siempre me quedo en casa, porque nunca podré brillar tanto como la luna.

La abuela había escuchado con atención las razones de su nieta, y le contestó:

-¡Ay, mi niña! hay una cosa de la luna que debería saber y, visto o visto, desconoces. Si al menos salieras de vez en cuando, lo habrías descubierto, pero como siempre te quedas en el árbol, pues no lo sabes.

-¿Qué es lo que he de saber y no sé? -preguntó con impaciencia la pequeña luciérnaga.

-Tienes que saber que la luna no tiene la misma luz todas las noches -le contestó la abuela-. La luna es tan variable que cada día es diferente. Hay días en los que es grande y majestuosa como una pelota, y brilla sin cesar en el cielo. Pero hay otros días en los que se esconde, su brillo desaparece y el mundo se queda completamente a oscuras.

-¿De veras hay noches en las que la luna no sale? -preguntó sorprendida la pequeña luciérnaga.-Así es -le confirmó la abuela. La luna es muy cambiante. A veces crece y a veces se hace pequeñita. Hay noches en las que es grande y roja y otras en las que desaparece detrás de las nubes. En cambio tú, mi niña, siempre brillarás con la misma fuerza y siempre lo harás con tu propia luz.

La pequeña luciérnaga estaba asombrada ante tal descubrimiento. Nunca se había imaginado que la luna pudiese cambiar y que brillase o se escondiese según los días. Y a partir de aquel día, la pequeña luciérnaga decidió salir a volar y a bailar con su familia y sus amigos. Así fue como nuestra pequeña amiguita aprendió que cada uno tiene sus cualidades y, por tanto, cada uno debe brillar con su propia luz.

FIN


Hicimos comentarios sobre el cuento, llegando una residente a la conclusión de que la luciérnaga tenía “un tremendo complejo de inferioridad”, sorprendente porque dio en el clavo de lo que sucedía en el cuento. También dijo otra residente que esta luciérnaga se había “puesto el listón demasiado alto”, porque una luciérnaga no deja de ser un insecto y la luna, al fin y al cabo, es un astro. Que tendría que compararse con las demás luciérnagas, pero mejor no hacerlo. Unas respuestas muy interesantes, para que luego digan que las personas mayores tienen alterado el razonamiento y no son creativas: yo lo dudo, a veces están más que inspirados.

Y pasamos a la parte más activa, en la que los residentes hablaban sobre ellos mismos. Como el cuento hablaba de brillar, repartí unas hojas con un sol con 8 rayos y en la esquina inferior derecha una luna más pequeña. El sol era cómo brillábamos nosotros, y en cada rayo había que escribir una cualidad física o moral, sobre nosotros; y en la luna escribíamos lo que los demás decían de nosotros.

En los rayos había cualidades como: religiosa, buena vista, buen oído, buen apetito, pelo bonito, alegre, me gustan los niños, comprensiva, trabajadora, culta, etc. Y como este grupo estaba cohesionado y se conocían entre ellas, podían hablar unas de otras en sentido positivo.

(Esta es la hoja con la que trabajamos, he puesto mi propio trabajo).

Al final de la actividad, las personas supieron que tienen cualidades positivas y que hay que tenerlas en cuenta; y que todos, todos, todos, tenemos limitaciones, no sólo físicas, que tenemos que compensar con nuestras mejores cualidades.

Se lo pasaron muy bien, y hasta las más pesimistas se convencieron de que tienen grandes cualidades. Espero que la "magia" dure mucho tiempo.

¿Realmente son como niños? Yo tengo una que sí apoya esta teoría (aunque nunca me la he creído).

Entre 90 residentes hay perfiles y formas de ser muy variopintas, y procedencias de muy diversos entornos socioculturales. Tenemos gente urbana, rural, universitaria, con escolarización básica, con buen carácter, con mal carácter, quejicas, espartanas... Entre ellas, hay una en concreto, Rocío, que tiene el comportamiento más infantil; así, concuerda con el tópico de que los mayores se vuelven como niños. Tópico con el que no estoy de acuerdo y jamás lo he estado.

Rocío tiene la habitación en la misma puerta del pasillo. Es una mujer menuda, que siempre está depié porque tiene un problema con su cadera que le dificulta permanecer mucho tiempo sentada. Suele demandar atención de todo el personal por un sencillo motivo: quiere ser siempre la primera en todo. No tolera cosas como que ella sea la tercera en que se le lleve al cuarto de baño, o que haya residentes arreglados y aseados por la mañana y que ella no esté arreglada a esas horas. Y ayer tuvo que esperar a que saliera otro residente del cuarto de baño y no hacía otra cosa que increparle metiéndole prisa para que saliera cuanto antes.

Todas las mañanas, cuando no se le ha lavado antes de las 9, sale a la puerta de la habitación, con la redecilla en el pelo para no estropear el peinado, con la ropa escogida colocada sobre el andador, vestida con el camisón y la bata, y pidiendo a todo el que pase que le arreglen que no es justo que tenga tanto que esperar. Quejas, quejas y quejas.

Cuando llega el momento del baño, no quiere nunca que le laven la cabeza, porque dice que ve cada vez peor de todo el jabón que le echan en los ojos, que hay que ser más cuidadoso cuando a ella se le bañe. Que con la esponja le frotan demasiado fuerte y un día de estos le van a arrancar la piel. O que al ponerle las medias de compresión le están retorciendo las venas y le van a cortar la circulación de la sangre.

Cuando se le baña, Rocío es un mar de quejas, que las da, en su línea infantil, lloriqueando y haciendo pucheros, y recalcando lo malas que son todas las auxiliares y lo brutas que son con ella. Eso es totalmente falso, porque no tengo compañeras brutas ni malas; ellas realizan su trabajo correctamente y una de sus funciones es asear al residente.

Otro comportamiento infantil de Rocío es cuando quiere ser la primera en entrar al comedor, y desde casi media hora antes ya está en la puerta como un centinela. Eso sí, todo lo quejica que es con la atención, que siempre está con que no le atienden, con que ella no se sienta porque luego nadie le levanta, luego es muy agradecida con la comida. Todo le gusta, todo le parece bien y siempre que le dicen qué hay de menú ella está encantada con cualquier plato que pongan. Eso sí, el sueño se acaba cuando se queja de que no le dan las pastillas y que por qué se lo tienen que dar la última.

Como su comportamiento es predecible, sabemos cómo manejar sus quejas. Pero si es infantil para lo malo, también lo es para lo bueno. El día de su cumpleaños se paseó con una enorme caja de bombones y a todos nos iba ofreciendo, y nos hacía que nos comiéramos dos o tres porque estábamos todos “muy flacos y nos hacía falta algo de energía”. Justo ese mismo día falleció su compañera de habitación en el hospital, pero no le informamos hasta pasados dos días para no estropearle la celebración. Y para ella su cumpleaños es algo muy importante.

Sí, es cierto, Rocío tiene un comportamiento muy infantil, pero es la única de entre 90, no teniendo diagnóstico de demencia y consecuente involución. ¿Alguien que me desmonte la teoría de que los mayores son como niños?

Ya publicaré alguna entrada desmontando el tópico.

Alijos y arsenales: cuando les da por acumular, y acumular, y acumular...

Se dice que muchas personas mayores han sufrido apuros económicos y en ciertos momentos han pasado mucho hambre. Cuando existe un deterioro cognitivo, las personas se obsesionan con ideas irracionales que no son capaces de desterrar de su pensamiento. Una de ellas es acumular, no sólo objetos, sino comida e incluso basura, tanto en bolsos como en armario.

Entre nosotros tenemos que tener especial interés en dos mujeres que llenan el bolso con todo lo que ven: galletas, pan, esponjas, pañuelos de papel, botellas de agua vacías, etc. Les sienta muy mal que alguna auxiliar les vacíe el bolso, aunque antes se están quejando de que sus bolsos pesan mucho y que quién será el desalmado que se los carga para que les duela la espalda.

También hay otras dos mujeres que tienden a llevarse la ropa de otros residentes, remarcándoles en la etiqueta con su nombre. Este perfil acumulador les hace que mezclen ropa limpia con sucia, incluso con pañales limpios y usados: el caso es tener los cajones llenos. Al ser personas con problemas cognitivos y ver que falta ese stock de ropa que habían acumulado, montan en cólera creyendo que se lo hemos robado, cuando lo que se ha hecho es llevarlo a lavar para repartirlo a las personas a las que se les habían extraviado esas prendas.



¿Cómo evitaríamos esas situaciones? Primero, previniendo que no saquen nada de los comedores: el pan es inofensivo, salvo que se lo tiren a la cabeza de alguien cuando ya está duro, pero es peor quien se lleva el cuchillo. También se suelen llevar la pieza de fruta que no toman, pero que se olvidan de tomar y que posteriormente se pudre en un cajón de su armario.

La medida más radical con los acumuladores ha sido pedir a la familia que se lleve lugares potenciales de almacenaje: una residente tenía una maleta grande en el altillo del armario donde guardaba toda la ropa sucia y limpia que encontraba. Y también se les revisa periódicamente los armarios y los bolsos a los residente problemáticos con esas cuestiones. Incluso a otras dos se les ha cerrado el armario con llave durante el día para evitar que acumulen o saquen ropa y la mezclen con basura.

Es un tema complicado, porque no siempre aceptan el poder ir a su habitación a hacer uso de sus pertenencias, pero es por un tema de facilitar el trabajo y la convivencia en el centro. No es plato de gusto que a cualquier residente le roben ropa y que otra persona aparezca con ella puesta, o peor aún, se manche de cualquier "cosa".

domingo, 26 de octubre de 2008

Cuentos para los residentes (2): El Amor y la Locura.

Otro cuento más!! Este también es muy bonito y cargado de simbolismo. Se titula "El Amor y la Locura".

Cuando EL ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: ¿Jugamos al escondite?

LA INTRIGA levantó la ceja intrigada, y LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó: ¿al escondite? ¿Y cómo es eso?

Es un juego - explicó LA LOCURA- , en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.

EL ENTUSIASMO bailó secundado por LA EUFORIA. LA ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a LA DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que nunca interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, LA VERDAD prefirió no esconderse ¿para qué? Si al final siempre la hallaban, la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y LA COBARDIA prefirió no arriesgarse...

Uno, dos, tres... comenzó a contar LA LOCURA. La primera en esconderse fue LA PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La FE subió al cielo (<---aquí les conté que la FE movió unas montañas para esconderse y finalmente subió al cielo>) y LA ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos ...que si un lago cristalino , ideal para LA BELLEZA, que si la rendija de un árbol, perfecto para LA TIMIDEZ, que si el vuelo de una ráfaga de viento, magnífico para LA LIBERTAD. Así terminó por ocultarse en un rayito de Sol.

EL EGOISMO en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él. LA MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arcoiris) y LA PASIÓN Y EL DESEO en el centro de los volcanes. EL OLVIDO... se me olvidó donde se escondió...pero eso no es lo importante.

Cuando LA LOCURA contaba 999.999, EL AMOR aún no se había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado...hasta que encontró un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. Un millón, - contó LA LOCURA- y comenzó a buscar.

La primera en aparecer fue LA PEREZA sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a LA FE discutiendo con DIOS en el cielo sobre teología y a LA PASIÓN y EL DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a LA ENVIDIA y claro, pudo deducir donde estaba EL TRIUNFO.

AL EGOISMO no tuvo ni que buscarlo, el sólo salió de su escondite, había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió LA BELLEZA y con la DUDA resultó más fácil todavía pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado esconderse.

Así fue encontrando a todos, EL TALENTO entre la hierba fresca, a LA ANGUSTIA en una oscura cueva, a LA MENTIRA detrás del arcoiris (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta EL OLVIDO...que ya se le había olvidado que estaban jugando al escondite, pero sólo EL AMOR no aparecía por ningún sitio.

LA LOCURA buscó detrás de cada árbol, cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas... y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas había herido en los ojos AL AMOR; LA LOCURA no sabía que hacer para disculparse, lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra...EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA.

Qué bonito!!

Un cuento para mayores (1): así trabajaremos el razonamiento verbal abstracto.

Buenas noches,

hoy voy a poner uno de los cuentos que más les gustan a mis residentes. Se titula: "La vieja que vivía en la botella de vinagre" y es típico de Suecia. El diario gratuito 20 Minutos recopila cuentos del mundo muy bonitos e interesantes, para pequeños y para mayores (y para los que estamos en el medio). Así que, gracias a Sofía Sánchez Adalid por este maravilloso trabajo, y también a William Lyon por su traducción al inglés y resaltar el vocabulario nuevo, para aprender más y mejor. GRACIASSS.

"LA VIEJA QUE VIVÍA EN LA BOTELLA DE VINAGRE".

La sociedad actual nos obliga a desear cada vez más cosas y objetos. Pero ¿realmente los necesitamos para ser felices?

Había una vez una vieja que vivía en una botella de vinagre y siempre se estaba quejando en voz alta: «Yo no debería vivir aquí, sino en una casita en el campo con vecinos». En ese momento pasó por allí un hada y le dijo que se acostara y que tres vueltas diera en la cama y... A la mañana siguiente, los deseos de la vieja se habían hecho realidad.

Pero no tardó mucho en volver a quejarse en voz alta: «Yo no debería vivir aquí, sino en un palacio con criados». El hada, que pasaba por allí, le dijo que se acostara y las tres vueltas volviera a dar y... Al día siguiente, la vieja vivía en un magnífico palacio con criados y todas las comodidades.

Pero la anciana, que estaba bastante avinagrada, volvió a las andadas: «Ya que vivo en un palacio, debería ser marquesa». De nuevo, el hada colmó los sueños de la vieja y no la convirtió enmarquesa, sino en duquesa.

La vieja quería más y más, hasta que llegó a ser reina, y cuando estaba en su trono dijo: «Ahora que soy la soberana, me gustaría ser Papa y dominar el mundo».Y el hada, que pasaba por allí, le dijo que diera tres vueltas en la cama y... A la mañana siguiente la vieja se encontró, de nuevo, en la botella de vinagre.

MORALEJA: No todos nuestros sueños pueden hacerse realidad y menos los sueños de grandeza. ¡Dejémoslos para la imaginación!

sábado, 25 de octubre de 2008

Canciones que les pongo a mis residentes (2): Bollywood

Aquí empiezan las rarezas de la Sita Psico. El Bollywood, la música de las películas de India, es una música alegre y divertida ("sonreír" como diría mi profesor de Bollywood, Sunny Singh). Así que éstas son las que más les pongo, y algunas tienen hasta versión españolizada del título.

Maahi Ve (Maribel).



Bole Chudiyan.



Dupatta Tera (La Patatera).



Salaam e Ishq.



Chunari Chunari.



Sharara (Serrana, Serrana).



A ver si las reconversiones del título coinciden con lo que parece ser...

Canciones que les pongo a mis residentes (1): Cuplés.

Ahora haré un guiño a los cuplés a ritmo de chotis, que "SOMOS MADRILEÑOS". Los cuplés se caracterizan por varias cosas:

1.- Doble sentido: había tanta censura que en la letra no pueden hacer alusiones explícitas. Para saber el significado, sólo una consigna: "piensa mal y acertarás".

2.- Situaciones costumbristas, a modo de cotilleo y escarnio.


El Polichinela. Cantado por Sara Montiel. Tiene coreografía inventada por mí que les encanta.



Colón, 34. Cantado por Sara Montiel.



La Chula Tanguista. Cantado por la maestra del Cuplé: Olga Ramos.



La Chica del 17. Cantado por Lina Morgan.



Los Amoríos de Ana.



Si vas a París, papá.



Ay Cipriano.



La Lola.



Tápame, tápame.



Algo curioso, no?? Y además, son canciones que conocen los mayores, por lo menos los de aquí.








El caballo de batalla de las Residencias (1): La lavandería

Ahora hablaré de esa sección que tantos quebraderos de cabeza da, que es la Lavandería. No es que sea un trabajo difícil por la complejidad, sino que es muy rutinario y monótono. Y como siempre, los empleados de Lavandería trabajan muchas horas por escaso dinero y se les requiere exceso de pulcritud, que en muchos sitios cumplen.

Pero... ¿qué pasa con la ropa perdida? Muy habitual en las residencias que se pierda ropa, sobre todo prendas pequeñas como medias o ropa interior; sin embargo, también hay otras prendas más voluminosas como vestidos que parecen tener vida propia.

¿A qué se deberá tanta ropa perdida? Un día pensando, se me ocurrieron varias causas.

1.- Sobrecarga del personal de la propia lavandería: poca gente, mucho volumen de trabajo, turnos desorganizados... En muchos casos la motivación crea desidia entre la plantilla, realizando las tareas con desgana y sin preocuparse en las consecuencias de los errores.

2.- Sobrecarga del personal que coloca las prendas en los armarios. Muchas veces son las auxiliares las que lo hacen. En ocasiones la ropa viene separada por residente en paquetes, pero muchas veces hay ropa de varios empaquetada en la misma bolsa. Otras veces, aunque venga correctamente empaquetada al colocarla se mete en el armario que no es (error mayor que mezclarla). Se junta esta tarea de colocar con la propia de las auxiliares y se tiene que realizar en tiempo récord para que dé tiempo a otras como cambiar pañales o dar de merendar.

3.- El marcaje que hace la familia. La ropa tiene que estar marcada correctamente. En cada centro hay unas normas distintas: por nombre, por habitación, por número de expediente... Si es un centro en el que suelen rotar los residentes de habitaciones y se les coloca en una planta u otra según su grado de deterioro funcional y cognitivo, no tiene sentido poner el número de habitación, porque es posible que la persona se recupere de algo como una fractura de cadera y vuelva a otra habitación.

Otra cosa que nos encontramos mucho en la Resi es que cada uno marca como quiere. Las empleadas de Lavandería tienen que descifrar esos códigos complejos, como jeroglíficos egipcios de algunas prendas. Muchos mayores las han marcado a mano con un rotulador, y no es fácil escribir sobre tela (yo ya estoy acostumbrada), con lo que las letras salen distorsionadas.

¿Cuál es el marcaje ideal? Nosotros pedimos que sea nombre y apellidos, o inicial y apellidos, dependiendo si son más o menos frecuentes. Ahora imagino yo que tengo 90 años y que mis hijos (o mi sobrino, mismamente) me llevan a una residencia (hecho que tengo asumido, aceptado y contemplado). Mi nombre es frecuente entre la gente de mi generación, mi primer apellido poco frecuente, y mi segundo apellido es típico español y fácil de abreviar. Se me marcarían las prendas con el nombre y el apellido. Ni se me ocurriría ponerme "E.LORENTE", porque si en el mismo centro comparto apellido con un Eduardo o una Esther, por ejemplo, habría confusiones de prendas. O quizá no porque los estilos serían diferentes. Quién sabe si de mayores seguimos vistiendo como lo hacemos de jóvenes...

4.- Los residentes que sustraen prendas a otros. Es muy frecuente que haya residentes que hurguen en armarios ajenos y se marquen de nuevo las prendas. Nosotros tenemos dos así, y que encima las acumulan en una maleta en el altillo del armario. El día que salen de la habitación se ponen las auxiliares de "zafarrancho de combate" a ordenar esos pequeños caos.


Cuando hay prendas extraviadas, se recopilan en una habitación donde la gente que reclama busca para ver si encuentra algo de su familiar, porque muchas veces son ropa a la que se les ha borrado el nombre o se les ha caido la etiqueta. Lo recomendable es que la etiqueta se cosa.

Y como cuestión final, también que las familias provean de ropa a sus mayores, que no escatimen en prendas básicas y que sepan reconocer las prendas extraviadas.

También hay que saber que la ropa se lava en caliente, porque las manchas son bastante complicadas, sobre todo por las incontinencias (y no digo más que se entiende, no?). Yo les digo a las familias que se manchan de puré y de otras cosas que no son puré. Y que también les traigan prendas que no sean ni de seda ni de lana pura, porque una se va a estropear y la otra va a encoger (se van a quedar como las chaquetas para la Barbie).

Esto sigue siendo un caballo de batalla en todas las residencias...

jueves, 23 de octubre de 2008

¿Alguien quiere unos dientes nuevos?

Si en el ajetreo de la vida en la Residencia es fácil que se pierdan cosas, las dentaduras postizas no son para menos. En mis años de experiencia he visto dentaduras bajo la almohada, dentro de un zapato, e incluso compañeras de habitación probándoselas para ver si son suyas (qué asquito, no??).

El martes, la Supervisora, una mujer muy dispuesta y siempre activa, recopiló todas las dentaduras perdidas y las metió en una bolsa. Una auxiliar las limpió convenientemente y a mí me tocó calzarme los guantes de látex y empaquetarlas en bolsas con autocierre. La situación era cómica, porque a gansa no me gana nadie y empecé a ofrecer dientes a todos los compañeros: "Oye, ¿quieres unos dientes?", "¿Tienes problemas con tu dentadura, que tengo varias?". Fue muy jocoso para los auxiliares de la tarde verme pasar con las dentaduras de un lado a otro, todos querían verlas dónde estar por si había que disponer de ellas.

Se decidió que se quedasen en la enfermería por si el fin de semana venían las familias a reclamarlas. La verdad es que 16 piezas de la mandíbula completa no son identificables y no es cuestión de traer al abuelo y probárselas como si fuera la Cenicienta. Sí que había varios puentes que compensaban unos pocos dientes y así se podría saber si es el de su padre/madre o no.



¿Qué es lo más duro de todo esto? Que muchos familiares no tienen buena atención a sus mayores, y tampoco se acuerdan de cuáles son las piezas dentales que les faltan. En una Residencia en la que trabajé, el director quiso marcar las prótesis. ¿Es buena idea o es una chaladura? OPINEMOS.

Un centenario con fastos.

La ocasión merecía la pena. El pasado 10 de Octubre uno de mis residentes cumplió 100 años rodeado de todos los profesionales de la Resi. Incluso vinieron antiguos compañeros suyos de profesión, mucho más jóvenes, y uniformados, puesto que este señor era militar.

En el comedor durante el desayuno le dimos nuestra tarjeta de felicitación, firmada por todos, y luego los compañeros suyos trajeron una placa conmemorativa. Fue muy emocionante, porque luego comió con sus hijos y algunos nietos (que me presentaron a dos bien apuestos, como su abuelo), y para el día siguiente sería la celebración con toda la familia, bisnietos incluidos.

Desde aquí mi felicitación para ICC y para todos aquellos centenarios que son los mayores pozos de sabiduría, por edad y experiencia.

jueves, 9 de octubre de 2008

Cuando les da la manía de sacar parentescos entre los profesionales, a veces puede ser muy divertido.

Es habitual que, si los profesionales estamos pendientes de los residentes, que si les sacamos parecidos con familiares o con personajes famosos (Camilla Parker-Bowles, por ejemplo), ellos también elucubran sobre nosotros. Aquí se atribuyen líos, romances, matrimonios e incluso parentescos.

La última moda con una residente, Patricia, son los parentescos entre profesionales. Patricia tiene muchos delirios bastante dolorosos, como que piensa que le envenenan cuando le dan la medicación, que le persiguen, e incluso dice que habla con unos amigos suyos sin utilizar el teléfono (telepatía a voz en grito, una cosa extraña). Ahora está firmemente convencida de que el DUE de mañana y el de tarde son tío y sobrino, respectivamente. Y así nos lo hacen saber ellos, que están muy divertidos con el tema. Al principio fue chocante, pero ahora cada día surgen situaciones del tipo "recuerdos a tu tío, que le he visto esta mañana" o "tu sobrino es un chico muy majo". El problema es que entre "tío" y "sobrino" hay unos 9 años de diferencia, y que el que es el tío dice que se siente mayor porque le han atribuido un sobrino tan crecidito. En fin, que por lo menos en este delirio no sufre, sino que se divierte.

Incluso ayer Patricia me dijo que "que tío y sobrino son muy buenos partidos para mí, pero que a ella le gustaba más el sobrino". Bueno, también dice que yo me llamo Victoria y que Elena es un nombre horrible. Menos mal que no me ha atribuido algún otro nombre "geriátrico" de "te-ha-tocado-el-santo-del-día".

Buenas noches, que mañana tengo informes que entregar a primera hora y preparar algo del EVENTO del Centenario.

Y ahora... a los que nos dejan

Jamás en mis 8 años de experiencia con mayores había sentido tanto la pérdida de alguno con quien he trabajado, pero llega un momento en que se les toma un cariño especial a algunos, aunque por otra parte los profesionales debemos tomar una cierta distancia y que ciertas situaciones no nos afecten. Hoy en un momento he sido Psicóloga y he dado mi apoyo al familiar que nos comunicó la noticia, pero al rato la Sita Elena ha sacado su lado de "soypersonahumana-antetodo" y no he podido evitar sentir la pérdida de una de nuestras residentes que sufrió un deterioro muy súbito e irreversible.

Mi recuerdo y mi cariño para ella y para toda su familia, también recordando a otras dos residentes de mi grupo de "Severos" a quienes echo de menos todas las mañanas al pasar por el pasillo, que eran los primeros saludos que recibía en el día. Mis creencias me tranquilizan en el sentido de pensar que en un tiempo volverán a estar entre nosotros, pero con otra forma, nombre, identidad, e incluso nacionalidad.

OS QUIERO, PRECIOSAS!!

Mañana será un gran día

Cuántos meses sin pasar por mi blog, esto no puede ser!!! Mañana uno de nuestros residentes cumple 100 años, y a pesar de que la maquinaria no es la misma a los 100 que a los 80, el hombre tiene muy buen aspecto. Lo va a celebrar con su familia, pero los profesionales le hemos preparado una tarjeta de felicitación casera referente a su profesión (militar) y con alguna foto suya de cuando era joven.
Lástima que no podré poner fotos por el tema de preservar la intimidad del residente, ni hacer más alusiones a su persona, pero sí que comentaré cuánto se emocionará con nuestro regalo. Lo importante es el detalle.

FELICIDADES, SEÑOR RESIDENTE CENTENARIO!!! Y un beso muy fuerte de la "Sita Elena" que siempre escucha tan interesantes episodios sobre su vida.

Elena

martes, 12 de agosto de 2008

Personajes de la Residencia: El Enfermo Imaginario

Haciendo honor a la obra de Molière, existe un prototipo de las Residencias, que son los mayores hipocondríacos que siempre se creen estar enfermos. Se creen estar enfermos realmente, ¿o es que están hipervigilantes con sus constantes vitales?

Hay unas claves por las que reconocer a estos enfermos imaginarios:

1.- Siempre están buscando síntomas: se tocan varias veces la frente por si tienen fiebre, ponen la mano en el pecho para ver si tienen taquicardias, respiran profundamente varias veces para no ahogarse (problema = hiperventilan y se marean).

2.- Si tienen algún modo de controlar sus constantes vitales, léase un termómetro, se lo ponen constantemente a ver si hay o no hay fiebre.

3.- Confusión entre síntomas y signos: la "modorrilla" de después de comer la interpretan como una súbita bajada de presión arterial.

4.- Siempre se sienten mareados, malísimos, con náuseas, con dolores...

5.- Y ahora viene el problema: menosprecio de la labor de los sanitarios. Si el médico no considera oportuno explorar a esta persona cree que no es un buen médico y que no le hace caso. O también generaliza diciendo que el servicio médico no funciona.

6.- La consabida hipervigilancia a cualquier señal corporal. A una residente que es de este prototipo, que se avergüenza cada vez que se le escapa un eructo le digo que "si eructas es que estás viva".

Las personas mayores suelen tener varias patologías al mismo tiempo. Es cierto que puedan tener dolores, molestias, malestar, pero el no tener iniciativa por realizar actividades de cualquier tipo les hacen estar pensando el que puedan estar enfermos y calman su ansiedad y su aburrimiento imaginando que tienen más problemas de los que hay.

¿Y qué podemos hacer con estos "Pozos" que se creen enfermos imaginarios?

1.- Insistir en que se distraigan de sus imaginaciones: lectura, actividades, ver televisión, etc.

2.- Recalcarles que simplezas como una acidez de estómago no es una enfermedad mortal.

3.- Si no, darles conversación de otros temas que no tengan que ver con salud, partes del cuerpo o bienestar-malestar. Cotilleos, por ejemplo.

4.- Hacer que cambien la perspectiva de sus pensamientos. Por ejemplo, en lugar de "tomo muchas pastillas" que piensen en "si no tomase esas pastillas, cómo sería mi calidad de vida".

A una residente que siempre dice encontrarse fatal le propuse esta semana un reto. Que todos nos íbamos a valorar del 0-10 en términos de salud y bienestar. Y luego contaríamos quién tiene más antecedentes y patologías y quién toma más fármacos. No lo he investigado, pero mi hipótesis de partida es que más de uno que tiene muchas patologías y que toma varios fármacos afirma encontrarse bien, y que gente que dice estar enfermísima y malísima a lo mejor no tiene para tanto.

Es duro luchar contra los "enfermos imaginarios", pero hay que tener en cuenta que es algo habitual entre las personas mayores.

lunes, 4 de agosto de 2008

Toquilla Fashion

Nuestras residentes son abuelas tradicionales, de las que usan toquillas tejidas laboriosamente a mano por ellas mismas o familiares. Son realmente maravillosas algunas de ellas, y parecen bastante difíciles de hacer; el club de ganchilleras de la Resi (3 auxiliares y yo misma) estamos todo el día devanándonos los sesos para sacar la muestra de cada una de ellas, y nada, que no lo conseguimos.

Os muestro estas maravillas artesanales de mis "pozos". Lástima que ninguno recuerde cómo se hacía, la vejez tiene esos incovenientes.


1.- Preciosa, con madroños y puntos altos haciendo zigzag. El mayor problema es la orientación de las puntadas, ya que el remate y los flecos son procesos sencillos.





2.- Esta es muy bonita, otra en zigzag. Tengo una muestra muy parecida, aunque a mí me queda el punto más apretado.





3.- Una preciosidad, está en el armario de las prendas perdidas y anónimas. De tantos lavados a máquina y con elevada temperatura se ha quedado muy tupida.





4.- El caballo de batalla de las ganchilleras. Ninguna nos ponemos de acuerdo de cómo es la muestra ni de cuál es el derecho y el revés.



Y ahora, para reafirmar a lo que dice mi amiga Lourdes, soy una "abu" aunque sea jovencita, me gustan las laboresss!!!.

¿A alguien le apetece intentarlo? Estoy tentada de poner algún patrón para los valientes jajajjaja.






Lenguaje incoherente hecho alegoría.

HOLA DE NUEVO.
Tras un parón de fin de semana en las fiestas de Tielmes (Madrid), he pensado más temas nuevos para escribir en el blog. Uno de ellos se refiere a las frases que una residente dice. Ella tiene diagnosticada un cuadro de demencia y su expresión oral es bastante incoherente en cuanto a contenido, aunque ella forma bien las frases, pero le falla la subordinación.

Estas son sus frases alegóricas.

- "Oye niña que te cuento que ya no tengo dolor de cabeza. Se lo llevó un chico en una moto".
- "Esta mañana me han tirado la noche al suelo y nadie la ha recogido".
- "Que sí te digo, niña, que me están poniendo verde. Dicen que soy una verdura y que me van a echar agua para mojarme".

Sorprendente!!!

Edito: dos frases nuevas de esta mujer, sigue tan creativa como siempre. El martes me dice que "por el culo de atrás está echando cruces"; a saber qué querrá decir, escatológico, seguro.

Y también ha creado una nueva forma de decir "he bebido mucho esta noche". Se señala el estómago y me dice "TENGO UN BAR". ¿Querrá decir que se ha bebido el bar entero?

Edito de nuevo: ayer me dice "yo estaba aquí a ver si me hacía un pancho pero no pude sacarme eso". Interpretacioness...

sábado, 2 de agosto de 2008

Respuestas surrealistas en las evaluaciones.

Algo muy necesario en el trabajo del psicólogo son las valoraciones del estado cognitivo y afectivo de la persona. En todos los centros se administra el Mini Examen Cognoscitivo, de 35 preguntas, que es la versión española del MiniMental de Folstein.

Es un test muy sencillo, porque se trata de cribar quién conserva más o menos su capacidades de quien no. Pero muchas veces hay personas que dan puntuaciones muy altas cuando en realidad no están tan bien, lo que se llama un falso negativo.

Estas son las preguntas y las respuestas más extrañas que he podido oir en años:

- ¿Dónde estamos ahora? "En un hotel", "en Alcatraz", "en una colección de feos", "en el cole con la profe", "contestando preguntas a una señorita".
- ¿Qué día es hoy? "Mira no me digas que es mayo porque en mi calendario propio estamos en octubre".
- ¿Cuántos años tienes? "Yo, unos veintitantos. ¿A que estoy estupenda?" (en realidad eran 90).
- ¿Cuál es tu fecha de nacimiento? "¿Nacimiento dices? Ah, el belén se pone en Navidad".
- ¿Qué son el rojo y el verde? "Peras y manzanas", "la bandera de Portugal", "las acuarelas", "tonos del arco iris", "rojo y verde, de los ojos, azules, verdes, marrones...", "el rojo es el amor y el verde la esperanza".
- ¿Qué son el perro y el gato? "Dos bichos", "eternos enemigos", "dos que se pelean", "esos dos juntos no pueden estar", "dos que se dan por cu**".
- Escríbeme una frase: la señora me escribe "una frase".

Y otra respuesta surrealista de cuando pasaba las pruebas de mi Tesina. El ítem consistía en que con los naipes me construyese una cruz el sujeto. La señora me dice "mira, señorita, yo no dibujo cruces porque soy atea". Le contesto que haga el signo de sumar y responde: "eso sí que te lo hago, señorita, porque soy científica y que viva la ciencia".

Seguiré recopilando estos documentos, para que quien los lea vea que evaluar puede ser interesante.

martes, 29 de julio de 2008

Mira que me gusta un bingo!!!

Buenas noches, hoy tratamos el tema del bingo en las residencias, actividad cotidiana y del programa habitual de animación o estimulación. Es cierto que les hace una gran ilusión, sobre todo que el que gane se lleva un premio, que por pequeño que sea, les gustará. Nosotros regalamos productos de higiene, que siempre son útiles.

El ritual comienza con el reparto de cartones, donde salen a la luz las mayores supersticiones de los residentes: quiero un cartón azul claro, que tenga el número 33 (hale y a buscar cuál cartón tiene ese número), que yo me pongo cerca porque no oigo, que saco la estampita para que me dé suerte...
Y después a cantar los números y a que cuando sale un 5 alguien haga la famosa rima con el 5. Decir los números varias veces porque no siempre atienden bien los mayores, o no lo oyen o están distraidos, sobre todo deletrearlos "veintisiete, dos siete".
Cuando uno canta bingo, comprobar bien que han salido todos los números, porque algún tramposete se pone más judías sobre el cartón a ver si cuela, pero no.

Yo antaño pedía un bingo alternativo para personas con más dificultades, con números del 1 al 20 y un cartón con sólo 5 números, para ayudarles más fácilmente y motivarles más. Tengo la suerte de que ahora en mi Resi tengo autonomía para hacerlo, así que me pondré manos a la obra en cuanto pueda. Los residentes con mayor deterioro cognitivo y funcional lo merecen, que son muy agradecidos.

lunes, 28 de julio de 2008

Os presento a mis residentes

Ay, cuántas entradas hoy. Es que las había escrito en el aeropuerto de Bruselas, ya para regresar a casa, porque esperando al vuelo no había chicos guapos solitarios con los que entablar conversación (ajjaja, soy incorregible).

Voy a comenzar la presentación de cada uno de mis "Pozos de Sabiduría" con Alejandra (nombre falso), una mujer de 92 años con una vitalidad increíble. Tiene bastante deterioro cognitivo y muy buena movilidad para sus años, a veces Alejandra me recuerda a la protagonista de la serie "La superabuela" porque le da por correr, por dar saltos... El primer día que se le ve trotar, una se asusta porque parece que se va a caer, pero noooo, es ágil como una gacela joven porque ya es nonagenaria la señora.

Hace unas semanas se levantó con un dolor abdominal muy intenso, pero ella es una mujer bastante quejica (de las que se cantan una soleá cuando se le cura o se le lleva al podólogo) y se le llevó la médico a la enfermería para observarle bien. Cuando se tumbó en una de las camas comenzó a protestar y a suplicar que le llevasen al servicio que tenía una graaaaaan necesidad, a lo que mi compañera me llamó para que tranquilizase a la señora. Vinieron dos auxiliares a llevarle al servicio, a lo que la mujer no hacía más que quejarse de lo enfermísima que estaba, las dos chicas llevándole "a caballito".

Cuando llegaron al baño geriátrico (como a 8 metros de la enfermería), decía que no podía, que se le habían pasado las ganas y la necesidad. 15 minutos después, vuelven todas a llevarle. Y se tumba en la cama y sigue moviéndose, con las piernas por lo alto, luego se cambiaba a sentada con las piernas cruzadas a lo "tumbona de playa", luego con las piernas en el suelo como si se pusiera a meditar, sólo le faltaba subirse los pies a la cabeza como los bebés. La médico decidió que le subía las barandillas de la cama, no fuera a ponerse depié y saltase a la cama de al lado, porque es capaz.

Ah pero, ¿estaba tan mala? Pues después de todo este movimiento y despliegue de elasticidad, agilidad y resistencia física, que temimos que se pusiera a saltar sobre la cama, como los niños, se queda quieta y dice "Doctora, que yo estoy perfectamente, qué hago aquí entonces". Y que entre tanto movimiento la señora no se dejó explorar porque se moría del dolor (o eso ella decía). Sin poder hacerle una exploración en condiciones, empieza a suplicar de nuevo que le lleven a su habitación que está perfectamente, que ella no miente y que nunca se había sentido mal. Son notables sus problemas de memoria, claro.

Después, se fue de nuevo al saloncito donde se sientan y como si no hubiera pasado nada, porque al momento vio a su hija y salió corriendo a darle un abrazo (abrazo con saltitos, como es costumbre en ella), y eso que lleva andador.

Alejandra tiene una compañera de habitación que es encantadora y está muy pendiente de ella, a la que siempre le está provocando para echar una carrera con los andadores. Total, que ese día le preguntaba yo por su dolor de tripa y me decía que a ella jamás le dolía la tripa. Nada, y del lío que armó en la enfermeria ni rastro por su hipocampo (estructura del cerebro que regula la memoria).

No quiero ni pensar cómo estáran sus hipocampos, pero su aparato locomotor goza de una excelente forma. Ya me aventuro la solución a los dolores repentinos y agudos de los residentes: ponerles a bailar o a hacer algo, porque así se distraen y me consta que muchos somatizan porque no saben buscar otro entretenimiento. Eso corre de nuestra cuenta, que tenemos que dárselo.

XOXO - Gossip Girl.

Socorro que viene el podólogo!!!

Los jueves toca podólogo en la Resi. Y aunque les es muy necesario, la mayoría no quiere ir. Manteniendo bien el estado de sus pies consiguen eliminar sus problemas y prevenir la formación de otros.

Pero ¿cuál es la labor del psicólogo en un jueves con el podólogo? Muy sencillo: apoyar en la persuasión para que suban a arreglarse los pies. Muchos, claro está, se niegan porque saben que para quitarles esos callos gigantes les hacen daño, y otros a quienes se les lleva porque tienen más deterioro se alteran y el podólogo corre peligro de llevarse un patadón en la cara. Así que, entre convencer a unos y distraer a otros, se pasa una mañana "entretenida".

Situaciones prototípicas:
  • Quejas, quejas y más quejas. Es un momento de "cante jondo" de ay ay ay ay. El problema es cuando hay más vocabulario que el ay. Y ahí no se distingue entre si tiene o no tiene deterioro.
  • Ver el momento como una agresión o mutilación: "me cortas los dedos", "que me arrancas las venas", "suéltameeeee".
  • Los que niegan tener problemas con los pies. Le digo a una señora "tienes que arreglarte los pies" a lo que me dice que sus pies están perfectos. Conseguimos subirle en el sillón y no hacía más que chillar; le dije "que tienes unos callos como pianos" y me contestó toda airosa "yo no tengo callos, señorita, soy una mujer de verdad y las mujeres de verdad no tienen callos". Toma ya.
  • Los que insultan o amenazan al podólogo, con y sin deterioro cognitivo. Cuanto mejor conservada esté su cognición, más elaborados son los insultos e imprecaciones, o más socializados, quizá. Desde el "mira que eres bruto" hasta otros insultos que salen de forma espontánea...
  • Y los que deambulan y tienen agitación, y no paran de moverse, con lo que si no se les ayuda a calmarse se les corta algo más que la uña.

En fin, que un día me he llevado un par de arañazos, me han llamado de todo, e incluso he celebrado con una residente que ya no tenía callos. Pero el podólogo me agradece notablemente mi ayuda, sobre todo que no se lleva ningún tortazo.

Para que diferencien los roles del Equipo.

Si hay algo realmente molesto en las residencias es el permanente grito de "señoritaaaaaaaa!" de más de uno. Además, que hay quienes demandan atención constantemente, que les gusta ver gente de bata blanca cerca, o quienes llaman a cualquiera porque se aburren.

Muchos residentes nos acusan de que no hacemos caso, de que no les atendemos, de que no les escuchamos... Suele ocurrir porque todos los que trabajamos en una residencia vamos a la carrera y sin tiempo para pararnos con cada uno, o porque lo que nos están demandando no es de nuestras funciones. Sirvan estos ejemplos:
  • Pedir al DUE (enfermero) que le ponga a la residente unas medias de compresión.
  • Decirle al administrativo que le traiga un vaso de agua.
  • Que la fisioterapeuta le cambie en el baño.
  • ETC.

Un residente muy insistente con sus demandas, cuando algo le interesa, me ha llegado a rogar casi de rodillas que le curase unas úlceras que tenía en las piernas. Me ve con la bata y con algo colgado del cuello y se piensa que soy el médico, pero esa labor de curas es de los DUE.

En mi residencia llevamos una vestimenta claramente diferenciadora, a diferencia de otros sitios en que son de "pijama blanco pa tós". Limpieza, auxiliares y personal de comedores van con pijama blanco completo. Pero a las de limpieza las distinguen por el carro con los útiles y las del office porque su labor se limita al área de comedores. DUE, Fisioterapeutas y Terapeutas Ocupacionales con pijama verde; médicos, psicóloga y supervisora con ropa de calle y bata blanca encima.

Hay que contar con las dificultades cognitivas de las personas mayores, mucho más si tienen deterioro. Las razones que se me ocurren para no diferenciar los roles son:
  • Falta de atención selectiva (palabro de neuropsicóloga) y de discriminación de estímulos, y percepción de situaciones sociales: no buscar en el espacio que haya alguien con pijama blanco completo.
  • Inatención al exterior y priorización de su propia demanda.
  • No saber si lo que demanda es más importante, menos importante o si es urgente. Esto compete a las funciones ejecutivas, capacidades bastante afectadas en mayores con deterioro cognitivo (como el 90% de mis residentes).
  • Memoria episódica: recordar qué te ha dicho la señorita psicóloga sobre las vestimentas de la gente.
  • Memoria semántica: no saber qué funciones tiene cada profesional.
  • Visopercepción: hay un "sujeto de blanco al fondo"

Por eso, lo que está funcionando es que ciertos residentes se fijen en los pantalones de los profesionales. Cuando me piden que les bañe, les pregunto ¿de qué color son mis pantalones?. Y si ellos me dicen "llevas vaqueros", les hago deducir que las chicas y chicos que bañan y asean no llevan vaqueros. O que el que le pincha la insulina lleva pantalones verdes, que son verde quirófano, así para asociar mejor el rol con el entorno. Y si quieren que les atienda una auxiliar, les digo que busquen a alguien que vaya toda de blanco.

Y así, por el color de la ropa pueden aprender a ver qué hace cada uno. Por lo menos estoy consiguiendo que no me pidan que les bañe o que les ponga las medias de compresión (tortura para la auxiliar que tiene que ponerlas).

Afortunadamente, aunque despacio, aprenden los roles, e incluso los nombres del personal. Eso sí, cuando tienen una necesidad no priorizan la urgencia de ésta. Y el que es demandante por naturaleza, lo seguirá siendo. Otro tema es que no pierdan las formas.

De vuelta del puente

Los lunes son muy duros en una residencia, sobre todo tras largos fines de semana y puentes como este (el de Santiago). Yo que estaba tan feliz de la vida en Bruselas zampando chocolate y bebiendo Mort Subite y regreso y me encuentro este panorama:
  • 1 que se da de baja contra todo pronóstico (que se marcha a otro centro).
  • 2 vomitando.
  • 4 con diarrea.
  • 2 con un estreñimiento atroz.
  • 4 insomnes.
  • 3 peleas entre residentes de la zona de Demencias.
  • 2 que se han escapado a la calle.
  • 1 caída.

O sea, que he pasado lo menos media hora leyendo el parte de incidencias y tomando nota de qué hacer como señora Psicóloga que soy.

Lo primerito, actualizar los residentes de los que se dice que tienen riesgo de fuga: el listado tiene que revisarse cada mes, ya que las personas cambian mucho. A saber: unos que tienen riesgo porque deambulan, pero evoluciona su demencia y pasan a la marcha inestable o, peor aún, al inmovilismo. Otros, porque antes se desplazaban por el centro de forma independiente, pero que en breve tiempo han aumentado su deterioro cognitivo y ahora se desorientan y se pierden. Y también otro grupo en que deciden intentar escaparse.

Lo segundo, mis actividades programadas (que ocupan el 80% de mi jornada), y lo tercero, actualizar el resumen de los trastornos de conducta de los residentes del centro, porque tienen un repertorio importante.

Mañana volveré para ver si todo sigue igual y ha habido pocas novedades.

viernes, 18 de julio de 2008

Trabajar en una Residencia

Hoy en día tener un mayor dependiente en casa supone un gran quebradero de cabeza. Pensamientos como aprovechar los recursos que tenemos, la culpabilidad que nos lleva al cuidado con abnegación de la persona (*Alumnos!! Esto fue pregunta de examen!!), valorar qué es lo más necesario, qué es lo que económicamente la familia se puede permitir, etc. son habituales en muchas familias españolas.

En este momento me encuentro en disposición de defender el recurso comunitario en el que trabajo: una Residencia Geriátrica. Por fortuna se está cambiando la imagen que se tenía de las residencias, aunque hay todavía hechos lamentables como residencias con numerosas denuncias por negligencias y mala praxis que dañan la imagen de los centros como un todo global y que salpica a los profesionales que intervienen.

Una residencia no tiene por qué ser triste, aunque el mayor esté separado físicamente de su familia. Un mayor dependiente no puede ser objeto de comentarios como "qué penita, pobrecito" porque en un centro con personal cualificado está bien atendido. O también comentarios que desprestigian la labor de los profesionales.

Pues bien, los familiares son familia, aportan cariño, apoyo, amor y dedicaciones a su mayor, pero no son profesionales del campo; los profesionales somos lo que somos, y podemos tratar también con cariño a los mayores. Ambos, profesionales y familia, son necesarios para el desarrollo personal del mayor en una residencia, y la comunicación entre ellos tiene que ser lo más fluida posible. Muchas veces las familias interpretan de forma errónea los delirios, el que la señorita no se pare las 100 veces que el residente demanda su atención, el que el técnico desaconseje la salida del centro en Navidad, etc. Algunos se consideran atacados si ven que estas situaciones no se solucionan a su manera, pero ahí está la labor del profesional para aconsejar, desmitificar y ayudar a percibir la realidad de la forma más objetiva posible. Los profesionales debemos ayudar a la familia en todo lo que sea posible, pero siempre cada uno en su espacio y sin invadir el del otro.

Cuando existe esa comunicación fluida, se resta importancia a aquellas situaciones, o se les da la que merecen; se quita la residencia el estigma que tiene de centro triste y aburrido, y se mejoran las relaciones entre el centro y la familia.

Las residencias no son un "aparca-mayores", sino que son Centros Sociosanitarios en que se prestan las atenciones a las personas mayores dependientes en función de su grado de independencia funcional (*ya salieron las palabrejas de mi Tesis*). De hecho, muchos mayores que vivían en casa y que no recibían los cuidados necesarios han mejorado notablemente al estar al cargo de profesionales de la gerontología: un diagnóstico acertado, un tratamiento adecuado a su patología, mejora de su independencia, mejora de su estado de ánimo al no estar aislado socialmente, mejora de su movilidad al recibir tratamiento del Fisioterapeuta... Muchas familias, pasado el momento duro de dejar al mayor en una institución, lo reconocen.

Los familiares y sus situaciones merecen varios capítulos, porque las hay de lo más rocambolesco. Así como de lo que sucede en las residencias.

Yo defiendo la existencia de residencias para personas mayores dependientes, no tanto para personas que no lo son, para las que existen otros recursos como los pisos tutelados, la ayuda a domicilio o los centros de día. La relación coste-beneficio es muy buena, ya habrá momento de calcularla... Luego la adaptación del mayor al centro es otro cantar.

No existe el centro ideal, y hay muchas opciones. Sólo necesitamos elegir la que más nos guste y más se adapte a nuestras necesidades.

Buenas noches y buen fin de semana a todos.

Elena

Nuevo Blog!!!

Hola,

siempre quise tener mi blog, pero dada mi dispersión me era difícil decidir qué tema tratar. Al final hoy me decidí, y será el momento para contar las anécdotas y las vivencias que tengo como psicóloga dedicada a las personas mayores.

En la actualidad trabajo en una residencia geriátrica en una localidad de Madrid, trabajo que compagino con mi plaza de Profesor Asociado en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Complutense. Por supuesto que mis alumnos, a los que también considero pozos de sabiduría, ya se conocen muchas de las historias que contaré, que ya he narrado en clase a modo de ejemplo. Y surgirán otras nuevas, porque la creatividad de los mayores es inagotable, aunque no lo parezca.

Para respetar la intimidad de las personas protagonistas de las vivencias, utilizaré nombres ficticios para referirme a ellas, y todo lo que narre lo haré con el máximo respeto hacia su persona; será lo máximo posible en clave de humor, pero también con cariño.

Espero que quien lo lea, o se sienta identificado con las vivencias, comente también sus experiencias, sean con mayores o con otros colectivos.

Un abrazo,

Elena.

Postdata: pondré otra foto, en la que se me vea con mi habitual bata blanca.