martes, 12 de agosto de 2008

Personajes de la Residencia: El Enfermo Imaginario

Haciendo honor a la obra de Molière, existe un prototipo de las Residencias, que son los mayores hipocondríacos que siempre se creen estar enfermos. Se creen estar enfermos realmente, ¿o es que están hipervigilantes con sus constantes vitales?

Hay unas claves por las que reconocer a estos enfermos imaginarios:

1.- Siempre están buscando síntomas: se tocan varias veces la frente por si tienen fiebre, ponen la mano en el pecho para ver si tienen taquicardias, respiran profundamente varias veces para no ahogarse (problema = hiperventilan y se marean).

2.- Si tienen algún modo de controlar sus constantes vitales, léase un termómetro, se lo ponen constantemente a ver si hay o no hay fiebre.

3.- Confusión entre síntomas y signos: la "modorrilla" de después de comer la interpretan como una súbita bajada de presión arterial.

4.- Siempre se sienten mareados, malísimos, con náuseas, con dolores...

5.- Y ahora viene el problema: menosprecio de la labor de los sanitarios. Si el médico no considera oportuno explorar a esta persona cree que no es un buen médico y que no le hace caso. O también generaliza diciendo que el servicio médico no funciona.

6.- La consabida hipervigilancia a cualquier señal corporal. A una residente que es de este prototipo, que se avergüenza cada vez que se le escapa un eructo le digo que "si eructas es que estás viva".

Las personas mayores suelen tener varias patologías al mismo tiempo. Es cierto que puedan tener dolores, molestias, malestar, pero el no tener iniciativa por realizar actividades de cualquier tipo les hacen estar pensando el que puedan estar enfermos y calman su ansiedad y su aburrimiento imaginando que tienen más problemas de los que hay.

¿Y qué podemos hacer con estos "Pozos" que se creen enfermos imaginarios?

1.- Insistir en que se distraigan de sus imaginaciones: lectura, actividades, ver televisión, etc.

2.- Recalcarles que simplezas como una acidez de estómago no es una enfermedad mortal.

3.- Si no, darles conversación de otros temas que no tengan que ver con salud, partes del cuerpo o bienestar-malestar. Cotilleos, por ejemplo.

4.- Hacer que cambien la perspectiva de sus pensamientos. Por ejemplo, en lugar de "tomo muchas pastillas" que piensen en "si no tomase esas pastillas, cómo sería mi calidad de vida".

A una residente que siempre dice encontrarse fatal le propuse esta semana un reto. Que todos nos íbamos a valorar del 0-10 en términos de salud y bienestar. Y luego contaríamos quién tiene más antecedentes y patologías y quién toma más fármacos. No lo he investigado, pero mi hipótesis de partida es que más de uno que tiene muchas patologías y que toma varios fármacos afirma encontrarse bien, y que gente que dice estar enfermísima y malísima a lo mejor no tiene para tanto.

Es duro luchar contra los "enfermos imaginarios", pero hay que tener en cuenta que es algo habitual entre las personas mayores.

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