domingo, 26 de octubre de 2008

Un cuento para mayores (1): así trabajaremos el razonamiento verbal abstracto.

Buenas noches,

hoy voy a poner uno de los cuentos que más les gustan a mis residentes. Se titula: "La vieja que vivía en la botella de vinagre" y es típico de Suecia. El diario gratuito 20 Minutos recopila cuentos del mundo muy bonitos e interesantes, para pequeños y para mayores (y para los que estamos en el medio). Así que, gracias a Sofía Sánchez Adalid por este maravilloso trabajo, y también a William Lyon por su traducción al inglés y resaltar el vocabulario nuevo, para aprender más y mejor. GRACIASSS.

"LA VIEJA QUE VIVÍA EN LA BOTELLA DE VINAGRE".

La sociedad actual nos obliga a desear cada vez más cosas y objetos. Pero ¿realmente los necesitamos para ser felices?

Había una vez una vieja que vivía en una botella de vinagre y siempre se estaba quejando en voz alta: «Yo no debería vivir aquí, sino en una casita en el campo con vecinos». En ese momento pasó por allí un hada y le dijo que se acostara y que tres vueltas diera en la cama y... A la mañana siguiente, los deseos de la vieja se habían hecho realidad.

Pero no tardó mucho en volver a quejarse en voz alta: «Yo no debería vivir aquí, sino en un palacio con criados». El hada, que pasaba por allí, le dijo que se acostara y las tres vueltas volviera a dar y... Al día siguiente, la vieja vivía en un magnífico palacio con criados y todas las comodidades.

Pero la anciana, que estaba bastante avinagrada, volvió a las andadas: «Ya que vivo en un palacio, debería ser marquesa». De nuevo, el hada colmó los sueños de la vieja y no la convirtió enmarquesa, sino en duquesa.

La vieja quería más y más, hasta que llegó a ser reina, y cuando estaba en su trono dijo: «Ahora que soy la soberana, me gustaría ser Papa y dominar el mundo».Y el hada, que pasaba por allí, le dijo que diera tres vueltas en la cama y... A la mañana siguiente la vieja se encontró, de nuevo, en la botella de vinagre.

MORALEJA: No todos nuestros sueños pueden hacerse realidad y menos los sueños de grandeza. ¡Dejémoslos para la imaginación!

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