Buenas noches, hoy tratamos el tema del bingo en las residencias, actividad cotidiana y del programa habitual de animación o estimulación. Es cierto que les hace una gran ilusión, sobre todo que el que gane se lleva un premio, que por pequeño que sea, les gustará. Nosotros regalamos productos de higiene, que siempre son útiles.
El ritual comienza con el reparto de cartones, donde salen a la luz las mayores supersticiones de los residentes: quiero un cartón azul claro, que tenga el número 33 (hale y a buscar cuál cartón tiene ese número), que yo me pongo cerca porque no oigo, que saco la estampita para que me dé suerte...
Y después a cantar los números y a que cuando sale un 5 alguien haga la famosa rima con el 5. Decir los números varias veces porque no siempre atienden bien los mayores, o no lo oyen o están distraidos, sobre todo deletrearlos "veintisiete, dos siete".
Cuando uno canta bingo, comprobar bien que han salido todos los números, porque algún tramposete se pone más judías sobre el cartón a ver si cuela, pero no.
Yo antaño pedía un bingo alternativo para personas con más dificultades, con números del 1 al 20 y un cartón con sólo 5 números, para ayudarles más fácilmente y motivarles más. Tengo la suerte de que ahora en mi Resi tengo autonomía para hacerlo, así que me pondré manos a la obra en cuanto pueda. Los residentes con mayor deterioro cognitivo y funcional lo merecen, que son muy agradecidos.
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