Todos tenemos residentes especialmente complicados. En este caso no cuento sobre una persona particularmente agresiva, que suele isultar... No. Esta vez es sobre la residente más disruptiva que hay, diagnosticable de "potro desbocado" porque no se me ocurre otra opción.
Belén es una mujer de muy avanzada edad, pero con una vitalidad pasmosa. Su aspecto es tremendamente descuidado: cuando las auxiliares le asean por la mañana ella se pone ropa sucia que tiene guardada en el "almacén reserva" de su caótico armario. Previamente por la noche ha ensuciado cantidades de pañales, anoche cerca de 15, con el gasto que supone para su familia.
No quiere nunca comer en el comedor, se baja a la cafetería y no lleva una dieta adecuada por más que lo intentemos, le persigamos y seamos un tanto estrictos con ella. Imposible. Siempre vuelve a sus comportamientos como guardar yogures bajo la almohada, limpiar con azúcar las puertas del armario o las cien mil veces que ha roto la lámpara o la persiana.
La siguiente costumbre fue la de ducharse por las noches, pero a su modo, inundándolo todo y calándole al residente que está una planta más abajo. Se optó por cambiarle de habitación a una en que hubiera un buen desagüe: fracaso absoluto, porque no sólo caló a la nueva vecina de abajo, sino que por las noches, debido a la agitación que provoca el deterioro, se pone a mover todos los muebles.
Otra nueva idea fue sacarle los muebles para que tuviera lo mínimo y no hiciera ruido: fracaso, porque robó muebles de otra habitación. Y también cerrarle la llave de paso del agua, pero fracasó de nuevo, porque se iba a duchar a la habitación de al lado, inundando dos habitaciones más.
Esto todo por no hablar de los hurtos de colonias, geles, bolsos, ropa y demás enseres personales de otros residentes. O de que guarda comida en el bolso, o de que le encanta la suciedad y la desorganización (en un caso de deterioro severo, los psicólogos y psiquiatras lo llamamos gatismo).
No podemos emplear medidas restrictivas con Belén, ni cerrarle en una sala de Psicogeriatría, porque su familia dice que siempre ha sido de las que ha hecho su "santa voluntad" en todas las cuestiones. Particularmente, no me parece un comportamiento muy "normalizado".
Entonces, como sigamos así, Belén todas las noches nos la "liará parda" una y otra vez.
viernes, 20 de febrero de 2009
sábado, 7 de febrero de 2009
Conversando con un lenguaje alterado
A veces se hace muy difícil mantener una conversación con una persona como demencia, sobre todo cuando a pesar de que el lenguaje en forma es aparentemente adecuado, el contenido no siempre se ajusta a lo que se demanda; pero a veces, a pesar de su demencia, dicen cosas más que sorprendentes.
Voy a poner un diálogo concreto. Estamos trabajando en Psicomotricidad, con los residentes con Deterioro Cognitivo muy severo, lanzándonos un globo. En esto que se lo lanzo a una de las que mejor coordinación óculomanual tiene, así como su movilidad en miembros superiores, y no me lo para, dándole en toda la cara.
Elena- Hay que estar más atenta!! Que te ha dado el globo!!
Pozo- Yo no tengo atención, hijita, yo quiero hablar con alguien que me quiera y que me escuche.
Elena- Si aquí te queremos mucho.
Pozo- Tú sí, porque eres buena y hablas conmigo.
El resto de su comunicación es totalmente incoherente, sobre todo cuando está agitada, que es una mujer que pasa el día entero dando palmas.
Otra mujer, gallega de nacimiento, que siempre está diciendo que es gallega y preguntándonos a los demás si lo somos, canta muñeiras todo el día... y yo me dirijo a ella por su nombre y por "galleguita" y a ella le hace mucha gracia. El otro día se lo dije y no le hizo demasiada gracia.
Elena- Hola, galleguita.
Pozo- Oye, niña, a mí no me insultes.
Elena- Pero tú no eras gallega?
Pozo- Sí, pero no me insultes.
Elena- Si no te he insultado... Además, ser gallego es motivo de orgullo, no?
Pozo- Claro que sí, Galicia es una tierra maravillosa.
Elena- Y yo doy fé.
Al final cambió de opinión, y a los 10 minutos le volví a decir "hola galleguita" y me contestó "sí, soy gallega y me encanta mi tierra". Menos mal...
Voy a poner un diálogo concreto. Estamos trabajando en Psicomotricidad, con los residentes con Deterioro Cognitivo muy severo, lanzándonos un globo. En esto que se lo lanzo a una de las que mejor coordinación óculomanual tiene, así como su movilidad en miembros superiores, y no me lo para, dándole en toda la cara.
Elena- Hay que estar más atenta!! Que te ha dado el globo!!
Pozo- Yo no tengo atención, hijita, yo quiero hablar con alguien que me quiera y que me escuche.
Elena- Si aquí te queremos mucho.
Pozo- Tú sí, porque eres buena y hablas conmigo.
El resto de su comunicación es totalmente incoherente, sobre todo cuando está agitada, que es una mujer que pasa el día entero dando palmas.
Otra mujer, gallega de nacimiento, que siempre está diciendo que es gallega y preguntándonos a los demás si lo somos, canta muñeiras todo el día... y yo me dirijo a ella por su nombre y por "galleguita" y a ella le hace mucha gracia. El otro día se lo dije y no le hizo demasiada gracia.
Elena- Hola, galleguita.
Pozo- Oye, niña, a mí no me insultes.
Elena- Pero tú no eras gallega?
Pozo- Sí, pero no me insultes.
Elena- Si no te he insultado... Además, ser gallego es motivo de orgullo, no?
Pozo- Claro que sí, Galicia es una tierra maravillosa.
Elena- Y yo doy fé.
Al final cambió de opinión, y a los 10 minutos le volví a decir "hola galleguita" y me contestó "sí, soy gallega y me encanta mi tierra". Menos mal...
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