Qué palabra. Gerascofobia. Aparentemente no se sabría qué es, pero es cierto que mucha gente, sobre todo dedicada a temas de imagen, la padece y lo confiesa. La gerascofobia no es más que el miedo a envejecer, y sigue los criterios de cualquier fobia específica: miedo persistente, irracional y desmesurado a algo concreto. En este caso, el proceso de envejecimiento.
En una sociedad como la nuestra, que sobrevalora la juventud como modelo de belleza, ¿es posible que muchos desarrollemos gerascofobia? Espero que nos planteemos las precupaciones vitales desde otra perspectiva: claro está que deberían mostrar más a la población general ejemplos de envejecimiento activo, sano y saludable, y no tanto documentos e imágenes sobre envejecimiento senil.
Yo sólo puedo decir ¡viva la senescencia!
lunes, 22 de febrero de 2010
jueves, 18 de febrero de 2010
A unos les rompe los tímpanos, a otro le pitan los oídos
Qué frase!! Parece un acertijo, pero no lo es: es la realidad de un nuevo Pozo de Sabiduría que ha ingresado, y la de su esposo, de refilón.
El día que llegó Gema, venía con un historial amplio, con bastantes problemas crónicos, deterioro cognitivo severo, y varios ingresos hospitalarios. Pasaron dos días, y observamos que todas las noches cuando se le acostaba no hacía otra cosa que llamar a gritos a Fernando. ¿Quién sería Fernando? ¿Por qué le llamaba tanto?
Mientras no dejaba conciliar el sueño a la compañera por culpa de "Fernando, ven aquí", todos nos planteábamos si Fernando existía o no. Efectivamente, Fernando es su sufrido esposo que ha sido el cuidador principal de Gema durante años: no sólo aguantar ese volumen de decibelios, ni atender sus necesidades, sino también hacerle a Gema sus cambios posturales. Ojo, que Gema mide ahora 1'75 metros de altura, y es de constitución fuerte... Y en casa, tenían grúa, porque no había forma de transferirle. Menos mal, que se informaron bien.
Eso sí, Fernando puede hacer ahora una vida más tranquila, salvo cuando va al Centro y Gema le habla y le "vuelve loco" con tanto cambio de ideas. Mientras Gema habla en muy alto volumen, lo pide todo a gritos, se le recrimina su comportamiento, cambia momentáneamente, y vuelve a lo mismo... La conclusión es que Gema pasa todo el día gritando, menos cuando duerme y come; muchos creemos que tiene un callo en las cuerdas vocales y que no se le afectan, ni se pone con disfonía... nada de nada.
Así que, así son nuestros días con Gema: mientras al personal del Centro nos rompe los tímpanos, a Fernando le pitan los oídos porque ella no hace más que llamarle.
El día que llegó Gema, venía con un historial amplio, con bastantes problemas crónicos, deterioro cognitivo severo, y varios ingresos hospitalarios. Pasaron dos días, y observamos que todas las noches cuando se le acostaba no hacía otra cosa que llamar a gritos a Fernando. ¿Quién sería Fernando? ¿Por qué le llamaba tanto?
Mientras no dejaba conciliar el sueño a la compañera por culpa de "Fernando, ven aquí", todos nos planteábamos si Fernando existía o no. Efectivamente, Fernando es su sufrido esposo que ha sido el cuidador principal de Gema durante años: no sólo aguantar ese volumen de decibelios, ni atender sus necesidades, sino también hacerle a Gema sus cambios posturales. Ojo, que Gema mide ahora 1'75 metros de altura, y es de constitución fuerte... Y en casa, tenían grúa, porque no había forma de transferirle. Menos mal, que se informaron bien.
Eso sí, Fernando puede hacer ahora una vida más tranquila, salvo cuando va al Centro y Gema le habla y le "vuelve loco" con tanto cambio de ideas. Mientras Gema habla en muy alto volumen, lo pide todo a gritos, se le recrimina su comportamiento, cambia momentáneamente, y vuelve a lo mismo... La conclusión es que Gema pasa todo el día gritando, menos cuando duerme y come; muchos creemos que tiene un callo en las cuerdas vocales y que no se le afectan, ni se pone con disfonía... nada de nada.
Así que, así son nuestros días con Gema: mientras al personal del Centro nos rompe los tímpanos, a Fernando le pitan los oídos porque ella no hace más que llamarle.
martes, 16 de febrero de 2010
Año Nuevo (Chino) y... Pelo Nuevo!!!
Hooolaaa!!
Sí, sí, que estamos en Febrero y puede ser un poco tarde para felicitar el año; pero tampoco estoy desorientada, aunque a veces nos "bailen" las fechas a todos, mayores y jóvenes. Este domingo fue el Año Nuevo Chino: este año el del Tigre. Como ya estoy metida en la gestión no puse a los residentes a pintar dragones, ni les repartí sobres... nada.
Ya un poco cansada de verme tan rubia, decidí cambiarme un poco de imagen. A ver si me hago una foto en que parezca seria, que es algo que veo muy difícil. Pero no contaría lo del cambio, si no fuera por el revuelo que causó en varios residentes. Por supuesto que mi querida Carolina dio sus comentarios de estilismo, cómo no, si no, no sería ella.
La semana anterior Carolina empezó a supervisar mi melena, y no dijo otra cosa que "dile a la peluquera que te corte el pelo con tijeras, no a mordiscos". Pero cuando me vio con el nuevo look, sólo me dijo "a ti te veo rara hoy"... Cuando se dio cuenta de que algo pasaba, dijo que "dónde estaba mi melena, que si la había perdido por el camino", y que "otra vez trasquilones". Ni dijo si me quedaba bien, si no, nada... la crítica de estilismo oficial de la Resi sólo reparó en el corte, pero ni se dio cuenta del color.
Qué cosas... y lo gracioso es que muchos residentes no se dieron cuenta de que el pelo pasó en una mañana de sábado de rubio a cobrizo. ¿Magia? No, tinte. Nada más.
Así que, se decía que año nuevo vida nueva, ¿no? En este caso, imagen nueva.
Sí, sí, que estamos en Febrero y puede ser un poco tarde para felicitar el año; pero tampoco estoy desorientada, aunque a veces nos "bailen" las fechas a todos, mayores y jóvenes. Este domingo fue el Año Nuevo Chino: este año el del Tigre. Como ya estoy metida en la gestión no puse a los residentes a pintar dragones, ni les repartí sobres... nada.
Ya un poco cansada de verme tan rubia, decidí cambiarme un poco de imagen. A ver si me hago una foto en que parezca seria, que es algo que veo muy difícil. Pero no contaría lo del cambio, si no fuera por el revuelo que causó en varios residentes. Por supuesto que mi querida Carolina dio sus comentarios de estilismo, cómo no, si no, no sería ella.
La semana anterior Carolina empezó a supervisar mi melena, y no dijo otra cosa que "dile a la peluquera que te corte el pelo con tijeras, no a mordiscos". Pero cuando me vio con el nuevo look, sólo me dijo "a ti te veo rara hoy"... Cuando se dio cuenta de que algo pasaba, dijo que "dónde estaba mi melena, que si la había perdido por el camino", y que "otra vez trasquilones". Ni dijo si me quedaba bien, si no, nada... la crítica de estilismo oficial de la Resi sólo reparó en el corte, pero ni se dio cuenta del color.
Qué cosas... y lo gracioso es que muchos residentes no se dieron cuenta de que el pelo pasó en una mañana de sábado de rubio a cobrizo. ¿Magia? No, tinte. Nada más.
Así que, se decía que año nuevo vida nueva, ¿no? En este caso, imagen nueva.
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