¡Buenas tardes, followers!
¿Que qué hago yo
hablando de Zarzuela en el Blog y refiriéndome a corrupción en un distrito de
Berlín? Cierto es que adoro el Género Chico, pero también que se ha destapado un masivo engaño por parte de un sector de servicios de ayuda domiciliaria. No todos, sino una parte de ellos.
Esta ha sido la noticia del mes de marzo en Berlín: el fraude de los “Ambulante Pflegedienste” o servicios de ayuda a domicilio (SAD). Resulta que ha habido un importante falseo de datos para conseguir mayor recaudación. A saber: familias que falsean la valoración de dependencia, hacen un poco de “teatro” y consiguen que emitan un informe por el cual es más dependiente el enfermo que lo que en realidad es. Incluso muchas veces está muy sano y activo, tanto que sube las escaleras del U-Bahn (el metro) con bolsas de la compra y sin apoyo. O sea, que hacen teatro para que el Barthel y el Lawton les dé 0 puntos en ambos casos, o sea, totalmente dependiente en AVD, cuando en realidad sus puntuaciones serían de 100 y 8 puntos respectivamente.
Esto funciona como en todos los sitios: empresas privadas gestionan, las familias reciben la prestación, a veces quieren recibir más, tanto un lado como otro, y conocemos el final de la historia.
En enero de este año ya había 223 denuncias contra 154 empresas de SAD, de los cuales un 25% han sido realizadas por lo penal y un 95% dirigidas hacia empresas privadas de SAD, es decir, con ánimo de lucro. Y estos falsos niveles de dependencia cuestan por el momento 50 millones de euros a la ciudad de Berlín, en concreto a servicios sociales (Sozialamt) y a la gestión económica de la dependencia (Pflegekasse).
La alarma ha saltado porque rusos ya mayores residentes en Berlín, sobre todo los llegados desde la antigua Unión Soviética, tenían 7 veces más casos de dependencia que la media, incluso siendo diez años más jóvenes, y entre turcos el factor multiplicativo era similar, hechos que no son explicables por factores culturales o sociales. Después de que uno de los distritos más afectados, el de Mitte, se pusiera a investigar, se concluyó que 80 de 100 SAD “rusos” no estaban realizando una buena praxis, e incluso ese clan ruso de médicos, pacientes y SAD era tan cerrado que no se podía acceder a él. Hasta que llegaron a ellos y les descubrieron todo su teatro.
Ha saltado la alarma por casos de personas encamadas que, mirando su pasaporte, han salido del país bastantes veces, más de las que su estado funcional puede permitir. O pacientes que recibieron su prestación de servicios, no la económica, cuando estaban de crucero. Sí, de crucero. Y se ha cobrado a la Pflegekasse y al Sozialamt por servicios no prestados, evidentemente, porque no los necesita.
Por ello en el distrito de Mitte hay seis trabajadores controlando los 300 SAD registrados y operantes en él. Esos SAD levantan sospechas en el caso de que un auxiliar tenga una planificación de visitas no habitual o cuando no hay en las casas otros familiares que puedan ayudar. Si una persona dependiente vive en casa es porque no está del todo sola y tiene alguien que le apoye más un servicio profesional para mantener su vida en su domicilio el mayor tiempo posible.
Como en Alemania todo se registra por escrito y más aún en un SAD o en una residencia, se han encontrado planes de visitas de 30 a 40 días laborables sin libranzas, 500 kilómetros de recorrido en el mismo día o 60 pacientes visitados. Más intrusismo profesional, o sea, personas no cualificadas realizando labores para las que es necesaria una formación.
Para evitar estos engaños se están pidiendo los certificados de antecedentes penales (Führungszeugnis) a los auxiliares de SAD y se están cuadrando los datos para reducir la diferencia entre supuesto grado de dependencia y el grado real del paciente. Además llama la atención que se haya descubierto tan tarde, ya que desde 2011 el párrafo 114.2 del libro XI de Derechos Sociales (Sozialgesetzbuch), referido a la atención a las personas en situación de dependencia, los SAD están en permanente observación y control de la calidad de servicios prestados. No tanto como las residencias que tienen al menos una inspección anual de las Pflegekasse.
De momento se trata de medidas iniciales, pero hay aún mucho trabajo por realizar, sobre todo controlar que la prestación de servicios sea la adecuada y cobrar por lo que se presta. Y por supuesto evitar engaños.
Ni Berlín es tan colosalmente grande, porque están trabajando sólo en un distrito, ni hay auxiliar SAD humano que en 8 horas de trabajo visite a ese número de pacientes. No cuadra, lo siento. ¿Eso qué significa? Que el engaño está a la vista y que a través de esas empresas se está “sisando” al Sozialamt más que en el “Tango de la Menegilda”.
Y para terminar, un poco de Zarzuela:
"Tango de la Menegilda" de la Zarzuela "La Gran Vía", interpretado por Teresa Berganza. Era tan mañosa la Menegilda que sisaba y sisaba, hasta que la pillaron.
Buenas tardes!!
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